VERSOS, GAITAS Y GAITEROS
Hoy se me antoja
que no debería escribir otra cosa que versos,
versos malos por supuesto,
porque tratar de decir la realidad
organizar las ideas
tirar de la cuerda sobre el brocal del pozo
para obtener el agua necesaria
la clarividencia suficiente,
se me parece un trabajo árido
del cual cabe esperar exigua recompensa.
Decir como quien hace música,
música que suene,
sólo un referente para encontrarse de bruces sobre la tarde
en un lecho de sábanas limpias
gozando todavía de las notas que quedaron atrapadas
entre las horas del día
como bruma entre los árboles
como perfume de jaras en flor.
Decir si cabe de qué está hecha esta suerte de laberinto
donde no faltan ni las sirenas
ni las calles llenas de gente,
donde la amable temperatura del Mediterráneo
invita a holgar y mirar la vida serenamente.
Escribir palabras sin método
que convoquen los pensamientos y las emociones
alrededor de una cerveza a la hora del crepúsculo;
sin demasiado empeño,
que las palabras tengan el peso del aire
que sirvan para acariciar,
para decir te quiero, por ejemplo
-¿qué mejor caricia que eso?-,
para nombrar a las constelaciones y a las flores,
acaso, para matizar y pintarle
con los lápices de colores un copete de nieve
al silencio.
No nos enfademos,
acaso tuviera razón ella
y las palabras no valgan un pimiento,
un decir que existo tan solo;
y eso porque me lo pide el cuerpo,
que si no, ni eso.
Tumbado panza arriba,
hoy aquí mañana allá
dedicarse única y exclusivamente a escribir versos.
Buena vida, sí señor,
aunque eso no te libre del trabajo de vivir,
que los versos son como las gaitas,
necesitan viento y gaitero que las toquen;
algo más que palabras y buenas intenciones,
me temo.
2 comentarios:
Helás!
Pues nada, incorporo este nuevo lugar a las rss y te seguiremos -aunque tu ritmo de escritura sea más rápido que el mío de lectura-. Pese a que suena bien eso de "camino de casa", espero que no hayas entrado en una cuesta abajo de esas de regreso que a veces me dan a mí...
Un beso!
Poeeeeeeeeeeeeeeta!!!!
Te quiero mucho, como la trucha al trucho.
La Gorda
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